Si tienes niños pequeños cerca, seguro que lo has observado.
Ellos no necesitan aprender a decir NO porque, de forma casi innata, siempre dicen que NO a todo.
- Ven a cenar. No.
- Lávate las manos. No.
- Dale un beso a la abuela. No.
- Ayúdame con la ropa. No.
Sin embargo, los adultos, por defecto, solemos decir SÍ a todo.
- Búscame los datos. Sí.
- Prepara la reunión. Sí.
- Ayúdame con el informe. Sí.
- Encárgate del acta. Sí.
Y es que, de una forma u otra, hemos sido educados en los principios:
- Se amable.
- Ayuda a los demás.
- Colabora con el equipo.
- Agrada a tu jefe.
En nuestros círculos familiares, sociales y laborales son las actitudes que se valoran y se premian.
Todo esto se transforma, en la mayoría de los casos e irremediablemente, en una gran dificultad a la hora de decir NO.
Decir NO parece que nos convierte en personas descorteses, maleducadas y egoístas, y en profesionales poco responsables o peores trabajadores.
Y no es así.
La cara de la moneda.
En tu naturaleza como ser humano está la satisfacción de sentirte útil, creerte necesario y saber que alguien está mejor gracias a ti.
- Si ayudas a un compañero a terminar una presentación, eres un buen compañero.
- Si te quedas dos horas más sobre tu horario para rematar un informe, eres un buen empleado.
- Si accedes a encargarte nuevamente de preparar la reunión de seguimiento, eres un buen profesional.
Y, al menos en ese momento, te sientes fenomenal porque estás haciendo lo que tienes que hacer.
Estás siendo amable, estás ayudando a los demás, estás colaborando con tu equipo y agradando a tu jefe.
¿Se puede pedir más?
La cruz de la moneda.
Claro que puedes y debes pedir más.
Puedes empezar por preguntarte a ti mismo qué pasa contigo, con tu tiempo, tu bienestar y tu vida.
- ¿Qué impacto va a tener en tu día el ayudar a tu compañero a terminar su presentación?
- ¿Qué consecuencias tiene en tus planes quedarte dos horas más para rematar un informe?
- ¿Qué pasa con el resto de tu trabajo si accedes nuevamente a preparar la reunión de seguimiento?
Si no sabes poner límites, dices que sí de forma automática porque es lo que tienes que hacer y ni te planteas decir NO a un compañero, a un jefe o a alguien que te necesita, tienes un problema.
Si trabajas sin descanso, te olvidas de ti mismo y eres incapaz de tener en cuenta tus circunstancias, tus necesidades o tus intereses, tienes un problema.
A la larga, tendrás dificultades para ajustarte a los plazos y cumplir tus promesas. Acabarás teniendo problemas de autoestima y de falta de confianza, y se deteriorarán tus relaciones interpersonales porque tenderás a pensar que abusan de tu buena voluntad y eso te hará sentir resentimiento.
Decir NO es un arte.
Y como todo arte, hay que aprenderlo, practicarlo y cultivarlo.
No vale decir NO de forma automática. Hay que decirlo de la manera correcta y sin estropear la relación con la otra persona.
El arte de decir NO requiere aprender a decir NO y adquirir la habilidad de hacerlo con destreza y facilidad.
«Lo más importante que aprendí a hacer después de los 40 fue a decir NO cuando es NO.»
Gabriel García Márquez
Aprender a decir no: aumenta tu autoestima y potencia la seguridad en ti mismo.
Aprender a decir NO esta íntimamente relacionado con conseguir aumentar tu autoestima y la seguridad en ti mismo.
Cuando sabes que tú eres lo primero, que tus necesidades y prioridades son importantes, y que tienes el derecho de decidir sobre cada petición, aprender a decir NO es solo cuestión de seguir estos sencillos 3 pasos:
- No seas impulsivo y tómate tu tiempo antes de contestar a una petición. Pueden ser minutos, horas o días si es necesario. Es tan fácil como decir “déjame por favor un par de horas y me lo pienso; no quiero comprometerme con algo que no pueda cumplir”.
- Piensa en lo que te supone acceder a la petición y las consecuencias positivas y negativas que tiene para ti. Por ejemplo, en tus tareas urgentes o importantes, reuniones, tiempo libre, compromisos personales, etc.
- Si tu respuesta es un NO, trasmítelo de forma asertiva, segura y empática. No des más explicaciones que las estrictamente necesarias para no abrir tu decisión a debate. Es tu decisión, tú sabes mejor que nadie las razones. Puedes decir, por ejemplo, “lo siento, pero estoy hasta arriba de trabajo y esta vez no voy a poder ayudarte”.
Adquirir la habilidad de decir no: perfeccionamiento y automatización.
Para adquirir la habilidad de decir NO, como ocurre con cualquier otra, tienes que practicar y practicar. La práctica lleva al perfeccionamiento de la capacidad, a dominarla y a poder hacerla de forma automática.
Solo necesitas dos cosas para conseguir decir NO cuando es NO:
Estar muy seguro de ti mismo y tener la autoestima alta. Conecta con tus necesidades, atiende a lo que tú quieres realmente en cada momento y prioriza cómo estás y cuál es tu situación. Cuando dices NO también estás transmitiendo al mundo y a ti mismo que eres importante, que sabes lo que puedes o no puedes hacer y, sobre todo, que tienes todo el derecho del mundo a negarte.
Estar dispuesto a renunciar al halago y a ser reconocido como amable y servicial. Decir NO conlleva el precio de renunciar a ser necesitado, halagado y admirado continuamente por tu constante generosidad, disponibilidad y sacrificio.
¿Quieres aprender a decir NO?
Renuncia a ser el compañero o el empleado más popular por tu absoluta disponibilidad y tu alabado espíritu de sacrificio en pro del equipo.
Acostúmbrate a tener presente siempre tus necesidades, circunstancias y prioridades. Tú eres lo primero.
Eso sí, di un NO bien dicho, como a ti te gustaría que te lo dijesen. Di un NO de forma asertiva y empática.
Y, para aprender a decir NO, recuerda: dar prioridad a tus necesidades y deseos no es una muestra de egoísmo, sino de responsabilidad, autoestima y madurez.
Pruébalo hoy mismo y cuéntame qué tal te ha ido o qué dificultades has encontrado.
Gracias y hasta pronto,
Cristina Iglesias
PD: Hay mucho más sobre cómo aprender a decir NO cuando es NO que te iré contando en próximas entradas. Por ejemplo, las expectativas de tus peticiones o qué nos pasa cuando pedimos algo y nos contestan con un NO. Entre tanto, si te ha gustado esta entrada y quieres saber más, te recomiendo el libro El arte de decir No de Hedwig Kellner o este artículo en inglés de Harvard Business Review. También te animo a escribirnos. Estaremos encantados de escucharte, resolver tus dudas y contarte todo lo que quieras saber.
0 comentarios