Efectivamente, es posible desarrollar la empatía.
¿No es algo genético?
Sí y no.
Recientemente se ha demostrado que tan solo un 10% de las diferencias individuales de la empatía en la población se deben a la genética.
Así que la buena noticia es que tienes un 90% de factores no genéticos a tu favor si quieres desarrollarla.
Como cualquier otra habilidad, si buscas ser una persona más empática y conseguir así tener relaciones más auténticas y satisfactorias, tienes que trabajar en ello.
Te cuento cómo.
¿Qué es la empatía?
La empatía es tu habilidad para atender y comprender a los demás siendo capaz de percibir sus sentimientos, emociones y pensamientos. Entender a la otra persona desde su marco de referencia en lugar del propio.
La empatía no implica que tengas que ayudar o hacer algo por la otra persona en función de eso que estás percibiendo.
Es más simple que eso, aunque no más fácil. Tienes que estar presente y atento, libre de prisas y de prejuicios.
De esta forma podrás recibir mucha más información que únicamente la que te llega a través de las palabras o, incluso, de tu interpretación de las palabras.
Un ejemplo muy claro es cuando le preguntas a otra persona: ¿qué tal estás?
La respuesta más habitual es un simple: “Bien ¿y tú?”
Pero, ¿qué más podrías ser capaz de percibir desde la empatía? ¿Qué más información te ofrece todo lo que no es simplemente la palabra “bien”?
Si esto es así con tan solo una palabra, imagínate todo lo que podrías percibir de una frase completa o de toda una conversación.
Eso es lo que te va a permitir desarrollar la empatía.
¿Y todo esto para qué?
Pues para conseguir construir y mantener relaciones interpersonales más auténticas y satisfactorias y, de esta forma, conseguir vivir una vida más plena y satisfactoria.
Tipos de empatía.
Daniel Goleman en su libro Focus distingue los siguientes 3 tipos de empatía:
- Cognitiva: la capacidad de conocer los pensamientos, sentimientos y emociones de otra persona y comprenderla en base a ellos.
Un ejemplo de este tipo de empatía es cuando un miembro de nuestro equipo de trabajo se enfrenta a su primera evaluación de desempeño. Desde nuestra realidad es un hecho sin importancia, una más de tantas evaluaciones que irán ocurriendo a lo largo de su carrera. Pero para esa persona es su primera evaluación, no sabe cómo va a transcurrir, qué le van a decir, qué preguntas le harán o qué impacto tendrá en su carrera profesional. Desde ahí es desde donde debemos estar presentes, y atender y comprender sus pensamientos, sentimientos y emociones.
- Afectiva o emocional: la capacidad de reaccionar con una emoción apropiada a los pensamientos, sentimientos y emociones de la otra persona.
Un ejemplo de este tipo de empatía es cuando una persona importante para nosotros nos da una buena noticia. Nos anuncia que ha conseguido el puesto que tanto deseaba, que va a tener un bebé o que por fin ha podido comprar la casa que quería. Todo ello son hechos que no tienen ningún impacto real en nuestras vidas, pero sin embargo nos llenan de pensamientos, sentimientos y emociones positivas.
- Solidaria: la empatía cognitiva, y la afectiva o emocional, nos llevan en ocasiones a la acción de forma que intentamos contribuir de manera positiva a mejorar esa situación por la que está pasando la otra persona.
En este último año de pandemia por el COVID-19 hemos visto innumerables ejemplos de este tipo de empatía. Grandes organizaciones han fletado sus aviones para transportar material sanitario, medianas empresas reconvirtiendo sus cadenas de producción para fabricar equipos de protección para los sanitarios y, a título individual, miles de personas preparando comidas o fabricando mascarillas.
“Mira con los ojos de otro,
escucha con los oídos de otro y
siente con el corazón de otro”.
Alfred Adler
¿Por qué es importante desarrollar tu empatía?
Todos podemos ser empáticos en un determinado momento si nos lo proponemos. Requiere de algo más de tiempo y de esfuerzo en ese momento, pero es posible.
El objetivo es que consigas desarrollar tu empatía hasta el punto de conseguir que te salga de forma natural. Hasta el punto de convertirte en una persona empática.
Sin pensar en los beneficios que tiene para la otra persona, ¿por qué es importante para ti desarrollar la empatía? Es importante porque te permite:
- Apertura a nuevas experiencias y aprendizajes: cuando te permites atender a la realidad de los demás te estás dando también la posibilidad de ver una misma realidad desde otra perspectiva, te permites adquirir nuevos patrones y formas de entender el mundo. Tu mente se transforma en una mente más abierta y flexible, mucho más preparada para el mundo actual.
- Generación de confianza: al mostrar tu atención y comprensión a los demás, te vuelves una persona confiable, alguien en quien confiar y que genera confianza a su alrededor. Esa confianza es la base de la calidad de tus relaciones interpersonales.
- Mejora de la comunicación: ya lo hemos comentado en artículos anteriores, cuando te comunicas y escuchas a la otra persona plenamente, atendiendo no solo a sus palabras sino a todo su lenguaje no verbal, el proceso comunicativo se enriquece y no solo consigues entender mejor al otro, sino que tus relaciones se fortalecen y se hacen más auténticas y duraderas.
- Aumento de tu bienestar emocional: cuando eres capaz de relacionarte, de comunicarte y de afrontar cualquier conversación, o incluso discusión, desde la empatía, tu bienestar emocional aumenta porque eres consciente de todo ese aprendizaje y confianza que, independientemente del resultado, se está generando a tu alrededor.
- Toma de mejores decisiones: esto es fundamental en el trabajo en equipo, por ejemplo, donde ser capaz de atender y comprender la visión de todos los miembros desde sus propias realidades es clave para tomar decisiones que fomenten la motivación y la confianza de todo el equipo.
5 claves para conseguir desarrollar tu empatía.
Hay muchas cosas que puedes hacer para desarrollar tu empatía, pero he querido resumir en este apartado las 5 claves más importantes en las que considero que debes trabajar si quieres conseguirlo:
- Presta atención al lenguaje verbal y al no verbal tanto de la otra persona como al tuyo propio.
Ya hemos hablado de atender y comprender a la otra persona desde la escucha activa y plena, pero también es importante que cuides tus expresiones faciales y corporales, que no des señales de disgusto o desaprobación ante lo que tu interlocutor te está transmitiendo.
- Olvida tu propia realidad, tus circunstancias, experiencias y opiniones.
Tienes que conseguir ponerte en la piel de tu interlocutor. Tu pasado y tu forma de pensar no son válidos ni útiles para la otra persona porque ella tiene su propio pasado, sus propias circunstancias y necesidades. Esa es la realidad que importa, la suya, y desde ahí serás capaz de desarrollar tu empatía.
- Evita juzgar la conducta o sentimientos de la otra persona.
Puedes estar o no de acuerdo con lo que la otra persona está transmitiendo. Puede coincidir o no con tu forma de pensar y de actuar. Sea como sea, tienes que conseguir no juzgarla ni valorarla en función de lo que te está transmitiendo.
- Respeta las opiniones y decisiones de la otra persona.
Por supuesto, no debes intentar persuadirla o influenciarla para que cambie de opinión, para que actúe o piense de manera diferente a cómo lo está haciendo. Eso no es ser una persona empática. Para desarrollar tu empatía tienes que respetar sus opiniones y decisiones. Si la otra persona te lo pide puedes darle tu opinión, pero siempre dejando claro que vuestras realidades, circunstancias y necesidades son diferentes y que tu opinión no tiene por qué ser válida en su caso.
- Ten paciencia y calma.
Evita la tentación de interrumpir a la otra persona, de intentar calmarla o de minimizar o quitarle importancia a lo que te está transmitiendo. Es importante que dejes que la otra persona termine de expresarse, que respetes los silencios y sus emociones desde la paciencia y la calma.
¿Quieres desarrollar tu empatía?
Querer convertirte en una persona más empática es el principio, como ocurre con cualquier otra habilidad, para que lo consigas.
Debes ser consciente de que conseguir desarrollar tu empatía te llevará algo de tiempo y mucho esfuerzo.
El tiempo necesario para atender y comprender a la otra persona desde la escucha, la paciencia y la calma.
Y el esfuerzo para conseguir ignorar por un momento tus propios pensamientos, sentimientos y emociones. Para evitar juzgar según tus propias circunstancias y tu propia realidad las circunstancias y la realidad de la otra persona.
Por último, ten presente que la recompensa a todo ese tiempo y esfuerzo que vas a emplear para conseguir desarrollar tu empatía es disfrutar de relaciones interpersonales mucho más auténticas y satisfactorias.
Como siempre, te invito a que hagas la prueba, y me escribas y me cuentes cómo has conseguido tú desarrollar tu empatía o qué tal te ha ido implementando algunas de las claves que te comento en este artículo.
Gracias y hasta pronto,
Cristina
PD: Hay mucho más sobre la empatía que te iré contando en próximas entradas. Entre tanto, si te ha gustado esta entrada y quieres saber más, te recomiendo este interesante artículo de la revista Nature sobre la influencia de la genética en la empatía (en inglés) o nuestra entrada sobre “Cómo aprender a escuchar para triunfar en tus relaciones”. También te animo a escribirnos. Estaremos encantados de escucharte, resolver tus dudas y contarte todo lo que quieras saber.
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